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Hipocondría o hacer caso de las nubes grises

Noemi Guillamon Cano • 13 de gener de 2022
La hipocondría

Quizás muchas personas han tenido alguna vez la experiencia de temer que algo horrible les está sucediendo o les va a suceder ante un dolor o molestia en alguna parte del cuerpo que no saben explicar. 'Me duele la cabeza…y si fuera un tumor?' 'Hace días que noto punzadas en el costado izquierdo…no será un infarto?' 

La cuestión es que si bien este tipo de pensamientos puede ser habitual, y seguro que a más de uno/a nos ha pasado por la cabeza, puede suponer un problema si en vez de dejarlos pasar los escuchamos, los alimentamos, y actuamos. Veamos qué quiero decir.

Nuestra mente es una fábrica de posibles ‘y si…?’, algo así como un cielo con nubes, muchas nubes, que pasan rápido, algunas blancas, otras grises, otras negras…Podemos dejar pasar las nubes, o podemos poner toda nuestra energía en esa nube. Si hacemos esto estamos escuchando el pensamiento, alimentándolo y, en consecuencia, haciéndolo más grande y más poderoso

La preocupación por la salud puede llegar a ocupar toda nuestra mente (y nuestro día a día). Alimentar el pensamiento acerca de que algo malo tengo, o algo malo me va a suceder, tiene consecuencias en nuestro estado de ánimo, nos hace sentir más y más ansiosos, más y más miedosos. Entonces, y para poder calmar dicha preocupación, dicho miedo, hacemos cosas como estar muy atentos a cualquier síntoma en nuestro cuerpo (temblor, palpitación, dolor, presión…) que confirme que tenemos un problema de salud, buscar por internet información acerca de nuestra supuesta enfermedad, buscar a otras personas que nos aseguren que no nos pasa nada malo, o acudir al médico para confirmar que efectivamente no tenemos ningún problema.

El problema viene cuando la hipervigilancia (que así se llama el mirar con lupa nuestro cuerpo, estar atento a la más mínima señal de dolor o molestia) nos mantiene en un nivel de alerta y activación tal que nos sentimos nerviosos. Y la misma ansiedad hace que tengamos síntomas como palpitaciones, temblores o sudores. Es decir, nosotros mismos con nuestra hipervigilancia y nuestro estado de alerta acabamos provocándonos síntomas en el cuerpo que precisamente queríamos controlar con nuestro chequeo. 

La búsqueda de información por internet es algo así como una nube más, dado que la información que podemos encontrar no siempre es fiable, y puede alimentar todavía más el miedo y la preocupación por nuestra salud. 

Buscar a otras personas que nos digan que todo está bien, o acudir al médico y que nos confirme que no tenemos nada malo, nos tranquiliza un poco, pero es sólo temporal, porque la persona que tiene esta preocupación excesiva por la salud, este miedo a enfermar, busca enseguida un ‘y si…’ para seguir enganchada a esta cadena de nubes grises de dudas y miedo. 

Las personas con hipocondría, término con el que se conoce esta preocupación excesiva acerca de la salud y la enfermedad, sufren muchísimo dado que, en el fondo, se trata de un miedo que escapa a su control y que tiene que ver justamente con no poder controlar lo que les sucede. Detrás de estos miedos y preocupaciones hay, en muchos casos, la necesidad de control, y el miedo a sufrir y/o a morir. 

En el siguiente post hablaré de los factores que intervienen en la hipocondría, y que influyen tanto en su génesis como en el mantenimiento del problema. Es importante atender a todos los factores que influyen en cada caso, porque serán esos factores los que nos den pistas acerca de cómo abordar el problema en terapia para poder aliviar el sufrimiento y malestar de la persona. 

Si te identificas con lo que he descrito en este post es importante que sepas que lo que te pasa se puede aprender a gestionar, a manejar para que no te cause tanto malestar ni ocupe tanto espacio en tu vida. Si necesitas ayuda para aprender a gestionarlo puedes llamarme o escribirme y te acompañaré gustosa en este camino. 

Autor/a Noemi Guillamon Cano 15 Feb, 2022
El análisis transaccional es una de las herramientas procedentes de la orientación humanista que aplico en terapia. Permite analizar y tomar conciencia de cómo nos tratamos a nosotros mismos/as. Según este enfoque, la personalidad tiene tres partes diferenciadas, algo así como tres voces que hablan entre sí dentro nuestro: nuestra parte padre/madre, nuestra parte adulta, y la parte niño/a . Padre-madre : es la parte heredada de nuestros padres y de las otras figuras de autoridad con las que hemos crecido (abuelos, hermanos mayores, profesores, etc.). De ellos hemos aprendido lo que está bien o mal (la norma social, moral), pero también hemos aprendido acerca de nuestros valores, lo que pensamos del mundo y de las cosas, y algo muy importante: cómo tratarnos, cómo cuidarnos a nosotros mismos y a los demás. Esta parte padre/madre puede ser nutritiva, cuidadosa, o crítica. Y esta crítica puede ser constructiva, o bien dañina. Por ejemplo: Cuidadora : muy bien, sigue así! Tu puedes, Necesitas descansar, tranquila, todo va a ir bien. Crítica dañina : qué tonta que eres, todo lo haces mal. Crítica constructiva : quizás si el próxima día te organizas mejor te dará tiempo a hacer lo que te habías propuesto. En nuestra parte niño/a residen nuestros miedos, nuestras heridas, deseos, nuestra vulnerabilidad. La parte niño puede responder de forma sumisa, rebelde, o auténtica, y guarda mucha relación con cómo nos comportábamos de niños con las figuras de autoridad. Esta parte nos informa de cuándo estamos cansados, tenemos hambre, sueño o ganas de llorar, nos avisa cuando tenemos miedo...si aprendemos a escucharla podremos regular mejor nuestras emociones. La parte adulta es la parte que analiza, organiza, planifica, toma decisiones...actúa como si fuera un ordenador. Esta parte está influida por el padre/madre y el niño/a. Muchas veces en terapia se observa que la persona tiene esta parte muy poco desarrollada, de modo que tiene poco poder personal para afrontar los problemas y tomar decisiones, dejándose llevar por la norma social, lo que se espera de él/ella, o bien por las necesidades o miedos de la parte niño/a. Estas tres partes dialogan entre sí: Un diálogo podría ser: Niño: '...tengo hambre, estoy cansada...' Padre: 'Eres una gandula, debes trabajar' Adulta: esta parte toma la decisión de trabajar hasta quedarse dormida y sin comer. Otro diálogo más sano podría ser: Niño: '...tengo hambre, estoy cansada...' Padre: 'Llevas mucho rato sin descansar y sin comer, pero todavía nos queda mucho trabajo...' Adulta: paro, como y descanso un rato, y luego trabajo un poco más. Una buena salud mental implica: Un parte padre/madre cuidadora, nutritiva que hace críticas constructivas, no dañinas. Estar conectados a nuestra parte niño/a para poder escuchar nuestras necesidades. Un adulto que escucha a ambas partes Desde psicoterapia se persigue en primer lugar que la persona tome consciencia de estas tres partes, de estas voces internas, y que observe cómo se habla a sí misma. En segundo lugar, se ayuda a la persona a que se hable de una forma más amorosa y respetuosa, por un lado, y por otro se le dan herramientas para poder desarrollar más su parte adulta, conectar más con su parte niño/a y/o revisar, cuestionar y actualizar su parte padre/madre, dependiendo del caso. En nuestro día a día afrontar la vida desde un adulto que tiene en cuenta tanto los deseos y necesidades del niño/a como los requerimientos de la situación, lo que es adecuado, las responsabilidades, que se habla desde el cuidado y la critica constructiva, que es amoroso/a consigo mismo, es un adulto sano a nivel emocional . Y tu, cómo te cuidas? Cómo es tu adulto?
Autor/a Noemi Guillamon Cano 13 Jan, 2022
La hipocondría Quizás muchas personas han tenido alguna vez la experiencia de temer que algo horrible les está sucediendo o les va a suceder ante un dolor o molestia en alguna parte del cuerpo que no saben explicar. 'Me duele la cabeza…y si fuera un tumor?' 'Hace días que noto punzadas en el costado izquierdo…no será un infarto?' La cuestión es que si bien este tipo de pensamientos puede ser habitual, y seguro que a más de uno/a nos ha pasado por la cabeza, puede suponer un problema si en vez de dejarlos pasar los escuchamos, los alimentamos, y actuamos. Veamos qué quiero decir. Nuestra mente es una fábrica de posibles ‘y si…?’, algo así como un cielo con nubes, muchas nubes, que pasan rápido, algunas blancas, otras grises, otras negras…Podemos dejar pasar las nubes, o podemos poner toda nuestra energía en esa nube. Si hacemos esto estamos escuchando el pensamiento, alimentándolo y, en consecuencia, haciéndolo más grande y más poderoso . La preocupación por la salud puede llegar a ocupar toda nuestra mente (y nuestro día a día). Alimentar el pensamiento acerca de que algo malo tengo, o algo malo me va a suceder, tiene consecuencias en nuestro estado de ánimo, nos hace sentir más y más ansiosos, más y más miedosos. Entonces, y para poder calmar dicha preocupación, dicho miedo, hacemos cosas como estar muy atentos a cualquier síntoma en nuestro cuerpo (temblor, palpitación, dolor, presión…) que confirme que tenemos un problema de salud, buscar por internet información acerca de nuestra supuesta enfermedad, buscar a otras personas que nos aseguren que no nos pasa nada malo, o acudir al médico para confirmar que efectivamente no tenemos ningún problema. El problema viene cuando la hipervigilancia (que así se llama el mirar con lupa nuestro cuerpo, estar atento a la más mínima señal de dolor o molestia) nos mantiene en un nivel de alerta y activación tal que nos sentimos nerviosos. Y la misma ansiedad hace que tengamos síntomas como palpitaciones, temblores o sudores. Es decir, nosotros mismos con nuestra hipervigilancia y nuestro estado de alerta acabamos provocándonos síntomas en el cuerpo que precisamente queríamos controlar con nuestro chequeo. La búsqueda de información por internet es algo así como una nube más, dado que la información que podemos encontrar no siempre es fiable, y puede alimentar todavía más el miedo y la preocupación por nuestra salud. Buscar a otras personas que nos digan que todo está bien, o acudir al médico y que nos confirme que no tenemos nada malo, nos tranquiliza un poco, pero es sólo temporal, porque la persona que tiene esta preocupación excesiva por la salud, este miedo a enfermar, busca enseguida un ‘y si…’ para seguir enganchada a esta cadena de nubes grises de dudas y miedo. Las personas con hipocondría , término con el que se conoce esta preocupación excesiva acerca de la salud y la enfermedad, sufren muchísimo dado que, en el fondo, se trata de un miedo que escapa a su control y que tiene que ver justamente con no poder controlar lo que les sucede. Detrás de estos miedos y preocupaciones hay, en muchos casos, la necesidad de control, y el miedo a sufrir y/o a morir. En el siguiente post hablaré de los factores que intervienen en la hipocondría, y que influyen tanto en su génesis como en el mantenimiento del problema. Es importante atender a todos los factores que influyen en cada caso, porque serán esos factores los que nos den pistas acerca de cómo abordar el problema en terapia para poder aliviar el sufrimiento y malestar de la persona. Si te identificas con lo que he descrito en este post es importante que sepas que lo que te pasa se puede aprender a gestionar, a manejar para que no te cause tanto malestar ni ocupe tanto espacio en tu vida. Si necesitas ayuda para aprender a gestionarlo puedes llamarme o escribirme y te acompañaré gustosa en este camino.
Autor/a Noemi Guillamon Cano 14 Dec, 2021
Nos pasamos la vida luchando para que las cosas sean como queramos que sean…que mi pareja sea como yo quiero que sea, que mi trabajo sea como yo quiero, que mis hijos se adapten a mis expectativas…que yo misma sea como se supone que debo ser, o quiero ser… La cuestión es que las cosas son como son, no como nos gustaría o deberían ser, si es que hay un debería…es peligroso ajustarse a un ideal o norma, porque acabamos fracasando y por supuesto sintiéndonos frustrados/as e impotentes. Nunca llegaremos a ser ese ideal, de mujer, de madre, de pareja, de hija…de persona, simplemente porque el ideal no existe, no es real, no es posible. ¿Qué es posible? Aceptar que no podemos con todo, que no somos perfectos, que nuestros hijos no son perfectos, ni nuestras parejas ni, por supuesto, nosotras mismas. Nuestra vida no es perfecta, pero es la que tenemos, y es real. ¿Y qué pasa si no soy la mejor madre del mundo, ni siquiera la mejor que puedo llegar a ser? Soy la que puedo en este momento, sin culpas, sin peros… ¿Y qué pasa si no soy la mejor hermana, hija, amiga, pareja? Soy persona, y hago lo que puedo. Soy HUMANA, no un ROBOT. Y como humana, tengo fallos, y aprendo de ellos, y me responsabilizo, pero no me culpo. Y acepto que hago lo que puedo, y no me culpo. Y valoro mi esfuerzo, y me doy cuenta de todo lo que sí hago, de todo lo que sí soy, de todo lo que sí puedo, de todo lo que sí es mi pareja, mi hijo, mi trabajo, mi vida. Y desde ahí, me siento orgullosa de lo que soy, y agradezco lo que sí es, lo que sí son, lo que sí es posible. La palabra clave es ACEPTACIÓN.
Autor/a Noemi Guillamon Cano 15 Nov, 2021
Autor/a Noemi Guillamon Cano 15 Nov, 2021
Alejar el móvil de la cama. No ir a la cama recién cenado/a, intentar hacer una cena ligera. Las cenas pesadas, abundantes o muy próximas a la hora de irse a dormir dificultan conciliar el sueño. Beber algo caliente antes de irse a dormir facilita conciliar el sueño: leche caliente, una infusión relajante... Irse a dormir siempre a la misma hora y dormir aprox el mismo nº de horas. No hacer siestas, aunque esa noche se haya dormido poco. Si te vas a dormir tarde, levantarse igualmente a la misma hora. P.ej, si tu hora de levantarte es a las 9 am. aunque ese día te hayas ido a dormir a las 3 am no te levantes más tarde.
Autor/a Noemi Guillamon Cano 15 Apr, 2020
Us deixo un breu video que il.lustra d'una forma divertida com el perfeccionisme i el disfrutar de la vida són dos conceptes antagònics... https://www.youtube.com/watch?v=5lDpbjn6F10 Pretendre que la realitat sigui perfecta és una utopia, és impossible, incontrolable (i si no que li preguntin al pingüí protagonista del video). La vida implica fluir en la realitat, com em va dir una persona molt important per mi es tracta de "ballar amb la vida" , de deixar-se endur amb el què ens passa en comptes de posar-nos de cul...tot i la dificultat i el xoc amb les nostres expectatives de com haurien de ser les coses... I això enllaça amb el segon tema que es desprèn d'aquest video, i és la hiper-responsabilitat que assumim algunes persones quan volem que les coses siguin perfectes, que siguin tal i com nosaltres volem que siguin...dediquem molta energia i esforç a controlar la situació, fins i tot fent coses que no són de la nostra responsabilitat, que no depenen de nosaltres, tot per tal que la realitat s'ajusti a la nostra idea de perfecció. Quanta energia posada en aconseguir una utopia, quanta energia malgastada!, en comptes d'invertir-la en fluir amb el què ens passa... I sovint, com en tot a la vida, aprendre que de tot allò negatiu també surten coses positives, i que la realitat és, amb tota la seva gama de grisos, més sorprenent que la perfecció.
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