Autor/a Noemi Guillamon Cano
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15 Feb, 2022
El análisis transaccional es una de las herramientas procedentes de la orientación humanista que aplico en terapia. Permite analizar y tomar conciencia de cómo nos tratamos a nosotros mismos/as. Según este enfoque, la personalidad tiene tres partes diferenciadas, algo así como tres voces que hablan entre sí dentro nuestro: nuestra parte padre/madre, nuestra parte adulta, y la parte niño/a . Padre-madre : es la parte heredada de nuestros padres y de las otras figuras de autoridad con las que hemos crecido (abuelos, hermanos mayores, profesores, etc.). De ellos hemos aprendido lo que está bien o mal (la norma social, moral), pero también hemos aprendido acerca de nuestros valores, lo que pensamos del mundo y de las cosas, y algo muy importante: cómo tratarnos, cómo cuidarnos a nosotros mismos y a los demás. Esta parte padre/madre puede ser nutritiva, cuidadosa, o crítica. Y esta crítica puede ser constructiva, o bien dañina. Por ejemplo: Cuidadora : muy bien, sigue así! Tu puedes, Necesitas descansar, tranquila, todo va a ir bien. Crítica dañina : qué tonta que eres, todo lo haces mal. Crítica constructiva : quizás si el próxima día te organizas mejor te dará tiempo a hacer lo que te habías propuesto. En nuestra parte niño/a residen nuestros miedos, nuestras heridas, deseos, nuestra vulnerabilidad. La parte niño puede responder de forma sumisa, rebelde, o auténtica, y guarda mucha relación con cómo nos comportábamos de niños con las figuras de autoridad. Esta parte nos informa de cuándo estamos cansados, tenemos hambre, sueño o ganas de llorar, nos avisa cuando tenemos miedo...si aprendemos a escucharla podremos regular mejor nuestras emociones. La parte adulta es la parte que analiza, organiza, planifica, toma decisiones...actúa como si fuera un ordenador. Esta parte está influida por el padre/madre y el niño/a. Muchas veces en terapia se observa que la persona tiene esta parte muy poco desarrollada, de modo que tiene poco poder personal para afrontar los problemas y tomar decisiones, dejándose llevar por la norma social, lo que se espera de él/ella, o bien por las necesidades o miedos de la parte niño/a. Estas tres partes dialogan entre sí: Un diálogo podría ser: Niño: '...tengo hambre, estoy cansada...' Padre: 'Eres una gandula, debes trabajar' Adulta: esta parte toma la decisión de trabajar hasta quedarse dormida y sin comer. Otro diálogo más sano podría ser: Niño: '...tengo hambre, estoy cansada...' Padre: 'Llevas mucho rato sin descansar y sin comer, pero todavía nos queda mucho trabajo...' Adulta: paro, como y descanso un rato, y luego trabajo un poco más. Una buena salud mental implica: Un parte padre/madre cuidadora, nutritiva que hace críticas constructivas, no dañinas. Estar conectados a nuestra parte niño/a para poder escuchar nuestras necesidades. Un adulto que escucha a ambas partes Desde psicoterapia se persigue en primer lugar que la persona tome consciencia de estas tres partes, de estas voces internas, y que observe cómo se habla a sí misma. En segundo lugar, se ayuda a la persona a que se hable de una forma más amorosa y respetuosa, por un lado, y por otro se le dan herramientas para poder desarrollar más su parte adulta, conectar más con su parte niño/a y/o revisar, cuestionar y actualizar su parte padre/madre, dependiendo del caso. En nuestro día a día afrontar la vida desde un adulto que tiene en cuenta tanto los deseos y necesidades del niño/a como los requerimientos de la situación, lo que es adecuado, las responsabilidades, que se habla desde el cuidado y la critica constructiva, que es amoroso/a consigo mismo, es un adulto sano a nivel emocional . Y tu, cómo te cuidas? Cómo es tu adulto?